EL GENERAL EN SU LABERINTO: DIÁLOGOS Y PERSONAJES DEL BOLÍVAR DE GARCÍA MARQUEZ:
“Mi primer día de paz será el último en el poder”. “Ya me tratan como si me hubiera muerto”.
«Siempre será así», dijo, «mientras los subalternos sigan mintiéndonos para complacernos». García Márquez en El general en su laberinto.
El General en su laberinto de García Márquez, desde el aspecto puramente literario, nos permita establecer puntos de contacto con la creación literaria de la voz de un personaje histórico como lo es Simón Bolívar. Es allí donde el lenguaje, resulta de la creación política, social, militar, cultural y de clases del entorno del general Simón Bolívar en la novela de García Márquez.
La narración de esta novela, está basada en el último periplo en la vida del General Simón Bolívar. En ella se narran los acontecimientos históricos y literarios que conllevan a la muerte del General en la quinta Alejandría en Santa Marta. Las motivaciones literarias que llevaron a García Márquez a narrar literariamente este viaje de 14 días por el río magdalena, están fundamentadas en una primera obra de Álvaro mutis, donde describe el rostro del general durante su último viaje[1], partiendo del epígrafe El último rostro es el rostro con el que te recibe la muerte. Aquí cabe destacar una frase del escritor cuando nos dice, que lo importante del viaje son los acontecimientos que desnudan al personaje histórico Simón Bolívar dentro del viaje por el rio magdalena y los pequeños fragmentos que no los pueden acercar históricamente[2]. Sin embargo, este episodio de la vida de Bolívar no ha sido documentando por los historiadores, ni tampoco existen de él crónicas, ni relatos de viajes, ni ninguna otra narración histórica del hecho. Sólo tenemos de este, 4 cartas escritas por el general Simón Bolívar y algunas de las impresiones que suponemos de su más fiel escudero y acompañante José Palacios descrito suponemos desde los treinta y cuatro tomos de Daniel Florencio O’Leary.
Es sin duda este vació histórico lo que le permite a García Márquez, rellenar los huecos de la memoria de la vida de Bolívar y establecer una voz literaria al General. Creando desde la visión del forastero, desde la visión de un héroe vencido, y desde la humanización del héroe una narración histórica y literaria de su vida. La narración que García Márquez incorpora en El general en su laberinto, tiene una arista histórica que narra los acontecimientos que suceden durante ese último periplo de Bolívar hacia Santa Marta y la designación del presidente Joaquín Mosquera en ese 1930, y una arista literaria, donde se construye al ser humano de Bolívar, el ser humano fragmentado y elemental del personaje histórico, en lo que sería sus últimos suspiros y pensamientos. Esta narración literaria está plagada de frases íntimas de un héroe vencido, de palabras de amor, de frases contundentes de la política y de la vida militar y de agradecimientos a los que lo llevaron hasta su lecho de muerte. De palabras reflexivas que contienen el mundo y su pasado. Que lo contienen al Simón Bolívar a partir de sus contradicciones, de sus figuraciones y delirios de estos días finales.
“Vámonos, dijo. Volando, que aquí no nos quiere nadie” (García Márquez, 1989, 11p)
Y refiriéndose a la lluvia de esa noche dijo. “Desde las tres de la madrugada del siglo diecisiete”. (García Márquez, 1989, 14p)
“No tengo amigos. Y si acaso me quedan algunos ha de ser por poco tiempo.”. (García Márquez, 1989, 15p)
[1] Este pequeño relato de Álvaro Mutis, que hemos decidido desempolvar, es una apertura de la imaginación del escritor. Que relata a partir de un diario del coronel, el último rostro de Bolívar. Sin embargo, la creación que vemos de Bolívar en este escrito se distancia del libro El general en su laberinto, por especie de construcción mítica del héroe, a manera, de diario. Escrito recogido en http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/mutis/ultimo.htm
[2] Comenta textualmente García Márquez, en sus agradecimientos, que desde el primer capítulo del libro, tuvo que hacer alguna consulta ocasional sobre su modo de vida, y esa consulta le remitió a otra, y luego a otra, hasta más no poder. (García Márquez, 1989, 270p)
